viernes, 15 de agosto de 2014

Solemnidad de la Asunción de la Virgen

Hoy celebramos la solemnidad de la Asunción de la Virgen María en cuerpo y alma a los cielos. Venerado y profesado este misterio de la fe cristiana por el pueblo fiel durante siglos, en 1950 el Papa Pío XII lo proclamó como dogma de fe.

La fiesta de la Asunción significa que la Virgen María, al término de su peregrinación terrena, y en virtud de su contribución a la historia de la salvación como Madre del Redentor, fue liberada por la gracia de Dios de la corrupción del sepulcro y su elevada en cuerpo y alma a los cielos, donde está y actúa como mediadora entre Dios y los hombres.

La fiesta de la Asunción es, por tanto, el triunfo definitivo de María. Es la prenda de la vocación de eternidad de todos los seguidores de Jesucristo. Nuestro común destino es el cielo, y nosotros, al igual que María, sólo podemos lograr el cielo con nuestra vida comprometida y cabalmente cristiana en la tierra.

Como dice la liturgia de la Iglesia, María, en y con su Asunción, es figura y primicia de la Iglesia que un día será glorificada, es consuelo y esperanza de su pueblo, todavía peregrino en la tierra.

Por todo ello y desde siglos, en torno al día de la Asunción, el 15 de agosto, hay fiesta en honor de la Virgen Santísima bajo distintos títulos y advocaciones